Para mí, las etiquetas representan el reconocimiento de mi trabajo por parte de los profesionales del turismo. Mis clientes son los que mejor pueden atestiguar la calidad de sus estancias, mientras que los expertos en turismo son los más cualificados para valorar los esfuerzos que no siempre son visibles: la calidad de los materiales y el equipamiento, las iniciativas medioambientales, el compromiso con la promoción de la zona y sus habitantes, y el conocimiento de la región.